El Euro en su cambio con el Dólar y el Yen

La debilidad del yen en estos últimos meses ha posibilitado la existencia de una apreciable divergencia entre el camino seguido por el euro en su cambio frente a la divisa nipona y el marcado en la paridad con el dólar estadounidense.

Mientras el Euro/Yen aguanta por ahí arriba, e incluso consigue eludir un posible efecto contagio por parte del Nikkei; el Euro/Dólar intenta aguantar sobre los soportes que constituyen la última frontera antes de dejarse caer hasta la zona de los 1,20 dólares.

Hemos empleado el verbo aguantar en los dos casos, pero evidentemente las situaciones guardan poco parecido.

El Euro/Yen corrige ligeramente (no olviden que este par ha sufrido una revalorización superior al 32 por ciento desde mediados de noviembre para acá) y, de momento, puede mantenerse que este paso atrás de los últimos días es algo así como un simple apoyo en esa bajista roja de corto plazo recientemente superada.

Siempre es peligroso un activo con unas alzas acumuladas tan importantes, ya que la sombra de una corrección adecuada a lo mucho que se ha subido siempre nos acompañará como una amenaza latente. De hecho, el cambio seguiría siendo netamente alcista aunque se produjeran retrocesos que lo llevaran hacia los 126, los 120 ó los 117,50 yenes. Esta última afirmación, si bien da fe del poderío demostrado por los alcistas en la paridad, no resulta desde luego demasiado reconfortante para alguien que se esté planteando abrir largos ahora mismo.

En cualquier caso, mientras la serie no diga lo contrario, los alcistas siguen al mando en esta paridad.

El Euro/Dólar, por su parte, tras no poder en abril y mayo dejar atrás esa barrera que habita en los alrededores de los 1,32 dólares, intenta ahora mantenerse sobre la línea verde que marcamos en la gráfica adjunta.

Si ese soporte acabara sucumbiendo, sería difícil encontrar niveles capaces de detener las caídas antes de la zona de los 1,20-1,21 dólares.

Eso sí, esa cercanía actual al soporte que supone la directriz verde concede a cualquier operación compradora el atractivo de la ecuación riesgo-rentabilidad.

Seguiremos los acontecimientos.

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