Un crash bursátil es, por definición, un movimiento de acelerada y profunda caída que se produce en zona de máximos relativos. Un buen ejemplo sería lo ocurrido en el Ibex 35 entre diciembre de 2.007 y enero de 2.008, cuando en poco más de un mes el índice perdió un 25 por ciento de su capitalización, desde los máximos históricos en la zona de los 16.000 puntos hasta los 12.000 en los que se hizo una parada. En lo que vino después se dieron tramos de caída más acusados y en menor tiempo, como lo ocurrido en el mes de octubre de 2.008, pero esto ya se produjo en pleno desarrollo de una tendencia bajista de fondo.
Aplicando estos números al caso actual, en menos de un mes hemos visto unas caídas de más del 12 por ciento. No ha sido tan espectacular como fuera hace dos años, y por ello elegimos el diminutivo para definir la situación. Pero lo cierto es que echando un vistazo a los gráficos que adjuntamos del Ibex 35 y del PSI portugués, parece evidente que los índices directores de los mercados ibéricos descuentan escenarios no muy positivos en la Península.
Si los 10.695-10.500 puntos del Ibex o los 7.600 del PSI no son capaces de servir como soportes y freno consistente para las caídas, habrá que comenzar a plantearse eliminar el diminutivo y dejar la cosa en crash en toda regla. Los resultados de mañana del Santander y el comportamiento de los índices americanos, dubitativos ante la superación de las resistencias que venimos comentando en el blog, quizá tengan mucho que decir.
Seguiremos los acontecimientos.
Crash, sosia de debacle, imagen de lo visto hace un año.Cualquier barbaridad, por inimaginable que sea, puede adquirir carta de naturaleza.El miedo es libre,ergo mayores oportunidades… no de momento.
Hoy ya le puedes llamar crash porque comienza la bajada a los infiernos(tendremos dos o tres paraditas).