IBERDROLA. Soportes, resistencias y viceversa.

Un soporte perdido se convierte en una resistencia para futuras recuperaciones de la cotización. Esta regla chartista, impregnada de los aspectos sicológicos que jalonan la actividad bursátil y que el análisis técnico pretende sistematizar y aprovechar para la toma de decisiones, tiene mucho que ver con ese subconsciente del conjunto de operadores que a diario pululan por los mercados y que en algún lugar de su cerebro archivaron un día ese nivel de precio perdido como un referente.

El dato, olvidado pero no borrado, vuelve a emerger cuando la serie de precios merodea por los alrededores y se convierte inevitablemente en una barrera que superar.

¿Cuál es el motivo para que nuestros lectores tengan que soportar toda esta perorata? Desplieguen la gráfica que adjuntamos y centren su mirada en esas líneas negras que marcamos entre los 4,25 y los 4,50 euros. Entre 2009 y 2011, esa zona de precio constituyó un solvente soporte en el que los bajistas se estrellaron una y otra vez.

Tras conseguir en la primavera de 2012 barrer las defensas alcistas, ahora esa banda de precio se ha convertido (o, al menos, así debería ser) en una peligrosa línea de trincheras repleta de bajistas empeñados en impedir la continuidad de las subidas.

La resolución final de este enfrentamiento entre precio y resistencia no es una cuestión baladí en términos tendenciales. De hecho, si los alcistas consiguieran dejar atrás las líneas enemigas y superar en cierres semanales con la debida holgura esa zona de los 4,50 euros, podríamos empezar a barajar la idea de estar ante el comienzo de un gran cambio en la tendencia de fondo, camino de las siguientes grandes resistencias, esas que habitan en los 5,50 o en las cercanías de los 7 euros.

Seguiremos los acontecimientos.

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