Cuentan que Roubini, cada vez más aficionado a regalarnos grandes y apocalípticos titulares, ha dicho que España es demasiado grande para caer. Realmente, lo interesante de sus palabras no es tanto el recordarnos la grandeza patria cuanto manifestar su temor a que un default por parte de un país con una deuda pública de un billón de euros provocaría un agujero para el que las instituciones supranacionales tendrían difícil encontrar un tapón adecuado.
Desconozco los motivos reales por los que el mercado desconfía de España. Mientras buena parte de los mercados internacionales ha conseguido en este año 2010 hacer bueno el suelo de mercado que las bolsas mundiales dibujaran en marzo de 2009, el Ibex 35 ha dedicado este último año a desarrollar una tendencia bajista que las gráficas que acompañamos reflejan sin ningún género de dudas.
Que ello se deba a los temores sobre nuestra capacidad para hacer frente a los pagos derivados de la deuda soberana, o bien simplemente al estado un tanto aletargado de nuestra recuperación económica, es algo que, tarde o temprano, se acabará viendo. Lo importante, desde el punto de vista del análisis bursátil, no es tanto el motivo sino sus consecuencias sobre las cotizaciones.
Es posible que tenga razón el bueno de Nouriel al decir que si un elefante como España cae, la cacharrería financiera europea quedará hecha ciscos. Y quizá, aunque sólo sea por eso, el paquidermo se mantendrá en pie como sea. Pero, si los temores siguen ahí, si las expectativas continúan siendo las mismas, no nos cabe la menor duda de que el mercado seguirá cotizándolas.
Técnicamente, los 8 euros del Santander, los 9.800 puntos del Ibex o los 7,70 euros de BBVA son los niveles a vigilar para la semana entrante. Cruzarlos a la baja con solvencia constituiría otro paso más hacia atrás en la tendencia bajista que hace recular a la bolsa española en el último año.
Y es que, aunque España sea demasiado grande para caer, la bolsa española no lo es para evitar seguir siendo bajista. Seguiremos los acontecimientos.
Por si acaso una buena cobertura es buscar valores más allá de nuestras fronteras.
Hay que imaginar la peor situación (la ruptura del euro podría serlo) y cubrirnos con una parte de nuestro patrimonio en valores susceptibles de quedar dentro de las divisas fuertes.
Un saludo.