Ha cotizado Telefónica esta semana a precios de enero de 2004. La ocasión la pintan calva, pensará más de uno. Por muy mal que anden las cosas, la compañía vale ahora bastante más que hace siete años, esgrimen como argumento.
Incluso los escépticos seguidores del análisis técnico tienen en la pantalla argumentos para comenzar a pensárselo: el precio se ha apoyado en la línea que une los mínimos de 2006 y de 2008 y la gráfica semanal (a falta de saber cuál será su aspecto final mañana viernes al cierre) dibuja una envolvente alcista en esa zona de soporte. Es cierto que no lo hace con un especial entusiasmo, si atendemos al comportamiento del volumen, pero tampoco le vamos a poner pegas a todo.
¿Saben de dónde procede el dicho que usábamos al principio, ése de la ocasión que pintan calva? Los romanos tenían una diosa llamada Ocasión, a la que representaban con alas en la espalda o en los pies y una abundante cabellera en la frente y alrededor de la cabeza, excepto por detrás, donde era totalmente calva. Con ello, pretendían escenificar cómo las ocasiones que se nos brindan en la vida pasan a menudo a toda velocidad ante nosotros y, si no somos lo suficientemente rápidos, ya no podremos cogerlas, a poco que nos descuidemos y la fortuna ya nos dé la espalda.
Eran gente sabia los romanos, aunque no me consta que entre ellos hubiera demasiados operadores bursátiles.
Siguiendo con el símil, yo diría que aún podemos mirar de frente a Telefónica y a esa posible ocasión de compra que tenemos ante sí. Si en próximas sesiones vemos cierres diarios que superen los 14,70 euros, bien pudiera haber llegado el momento de agarrarse a la cabellera de las compras, colocando el stop inicial de protección en los últimos mínimos relevantes. Si además creen oportuno colocar unas velas a la esquiva diosa Ocasión, mejor que mejor.
