Hemos visto hace un rato, a propósito de Acerinox, cómo se las gasta el mercado cuando la lectura de los resultados no sienta bien. En cambio, parece que ni una esperadísima presentación de resultados ha sido capaz de conmover lo suficiente, sea en el sentido que sea, a un valor tan apagado como lo es el Santander últimamente.
Ni lo que en principio parecían unos malos resultados, ni el posterior comunicado de la entidad en el que se negaba categóricamente la posibilidad de una futura ampliación de capital han conseguido despeinar a la gráfica. Y es que el precio anda lo suficientemente engominado estos últimos cuatro meses. Meses en los que la cotización se ha movido en un estrecho rango, rango cada vez más reducido, como corresponde al dibujo de una típica pauta triangular como la que describe el valor en el corto plazo.
Más allá de las líneas que definen ese triángulo, nosotros preferimos marcar dos niveles de precio como fronteras de este anodino comportamiento. Los 10,15 por arriba y los 8,70 euros por abajo definen la pausa en la que anda el título.
Anda el precio en la parte baja del rango triangular, por lo que no sería extraño ver un rebote en próximos días. Eso sí, antes deberá ir cerrando esos huecos bajistas de apertura dejados en las tres últimas sesiones (los marcamos en el zoom de la derecha). Parece que había miedo a los resultados y alguien ha estado soltando ya desde la misma preapertura.
Toca, pues, seguir con nuestras plegarias a San Carlos Borromeo, a ver si el valor acaba por conmoverse. Y, puestos a pedir, mejor que se conmueva al alza, que las bolsas bajistas no son nada populares.
Con las oscilaciones de los títulos en movimientos laterales es posible incluso ganar mas que con un tramo al alza. Es cuestión de elaborar una estrategia para aprovecharse de ello.