Se vienen cumpliendo los tiempos que no hace mucho marcábamos en un análisis. El enfrentamiento por parte del S&P 500 de la resistencia que cotiza en la zona de los 1.220-1.230 puntos cogería al Ibex 35 más allá de los 8.800 y camino de enfrentar la siguiente barrera bajista, la que cotiza en las cercanías de los 9.250 puntos.
Y lo que haya de ocurrir en este castigado rincón del mercado dependerá necesariamente de lo que ocurra con los tres mosqueteros que lo abanderan. Santander, Telefónica y BBVA son los espadachines llamados a protagonizar la lucha contra los bajistas.
Las cosas parecen marchar bien en Telefónica, una vez superada la barrera que habitaba en los 14,70 euros, habiendo dibujado el oportuno pull back y retomando la senda alcista. Muy vertical la subida para los amantes de los calmados movimientos tendenciales, pero esta bolsa que vivimos últimamente no entiende de medias tintas, sea en el sentido que sea.
En los bancos ocurre un hecho curioso, o cuando menos digno de ser comentado. BBVA muestra una apreciable descorrelación positiva respecto al Santander. Se diría que los operadores prefieren ir tomando posiciones en BBVA. Las razones, como siempre decimos por aquí, nos importan poco: lo importante es el movimiento de los precios.
Esa disparidad es tal que BBVA se encuentra ya desde mañana mismo enfrentando la resistencia que ahora debe suponer la zona de los 6,80 euros. Esa línea verde que marcamos en la serie adjunta fue soporte y es de esperar que actúe como freno una vez perdida. Aunque, si el Santander siguiera subiendo hasta enfrentar su particular línea verde, es muy probable que BBVA no tuviera necesidad alguna de esperarle, estando para entonces en situación de atacar resistencias que cotizan más arriba.
En definitiva, no es que la bolsa española y sus blue chips hayan dejado de ser bajistas en términos tendenciales de medio plazo. Basta observar las líneas rojas que marcan ese canal que dibujamos en la gráfica de Santander para llegar a esa conclusión. Pero hay mucho camino por recorrer hasta que se ataquen esas murallas bajistas, lo que siempre se puede traducir en términos de rentabilidad.
Lo comentábamos hace un rato: vivimos un año en el que los tópicos parecen cumplirse a rajatabla. Así que, igual que funcionó el vender en mayo, quizá toque vivir un comprar en octubre y el consiguiente rally de Navidad una vez se corrijan algo los excesos otoñales.
Seguiremos los acontecimientos.