Un soporte horizontal de medio plazo y de eficacia probada en la zona de los 2.050 puntos. Una resistencia en los alrededores de los 2.600 puntos, nivel de precio que antes fuera soporte y que ha invertido su papel respecto al precio tras ser contundentemente roto a la baja en agosto del año pasado. Una directriz bajista nacida justo en el momento de empezar ese descalabro veraniego de 2011.
Estas son las piezas que componen el rompecabezas en el que se encuentran actualmente buena parte de las bolsas europeas.
La solución a esta encrucijada debe plantearse, como siempre hacemos por aquí, en función de las premisas que finalmente se acaben dibujando en los gráficos.
Si esa barrera de los 2.600 puntos cae de forma clara, el Eurostoxx 50 debería irse a buscar el enfrentamiento de la siguiente resistencia horizontal, la resistencia con mayúsculas que cotiza en los alrededores de los 3.100 puntos.
Podríamos aceptar que en próximas sesiones los alcistas siguieran tomándose un merecido descanso y que esta circunstancia fuera aprovechada por el bando bajista para hacer retroceder algo más a las cotizaciones, hasta dibujar un pull back a esa directriz bajista recientemente superada. Con ello, podrían encontrarse fuerzas renovadas para el envite que supone cruzar al alza los 2.600 puntos.
Pero ese paso atrás no debe nunca perder en cierres (sobre todo semanales) los 2.400 puntos. Si eso ocurre, quebraría el principio que guía toda tendencia alcista (tendencia imperante en el corto plazo en las bolsas de la Europa periférica) y que no es otro que la concatenación de mínimos relevantes crecientes.
Mientras aguanten esos 2.400 puntos, podemos mirar hacia arriba. Si caen, nuestra mirada se dirigirá irremediablemente hacia lo que hay más abajo.
Seguiremos los acontecimientos.