Cuentan este lunes al otro lado del Atlántico que las bolsas rebotan porque ha disminuido entre los operadores el miedo al abismo fiscal. Será por eso o porque simplemente iba tocando, pero lo cierto es que el título que ahora nos ocupa, Coca-Cola, dibuja su particular rebote justo donde debía hacerlo, lo que siempre es un dato a tener en cuenta.
Tres líneas en una gráfica, considerando como único indicador el del volumen, pueden parecer un análisis demasiado simple para algunos. Aunque la selección y el trazado de esas directrices conlleven más trabajo y necesiten de más conocimientos técnicos, se venden mejor esas series que circulan por la red en las que, aplicando el esforzado arte de tocar un simple botón, el precio se ve tan rodeado de indicadores de toda clase que, al final, tanto árbol no nos deja ver el bosque.
Era Coca-Cola un valor alcista sin discusión posible mientras la cotización se mantuvo por encima de la directriz que marcamos en azul en la gráfica adjunta. Dejó de serlo en el corto plazo en el momento en el que cruzó claramente a la baja dicha directriz, comenzando el precio a rendir obediencia al color rojo de la bajista nacida con los máximos de finales de julio. Y, de haber perdido con igual decisión el nivel de soporte horizontal que habita en los alrededores de los 35,90 dólares (línea negra), habría que haber empezado a considerar a la compañía como bajista en el medio plazo.
De momento, justo por esa zona se ha producido la vuelta al alza que ahora se dibuja y que aún se encuentra en un estado tan inicial que nos impide afirmar que las caídas se deban ya dar por finalizadas.
No deja de ser curioso cómo Coca-Cola ha seguido en el corto plazo su propia historia bursátil. Mientras el Dow Jones Industrial, índice en el que cotiza, hizo sus máximos a mediados de septiembre, habiendo disfrutado de un prometedor verano, la refrescante Coca-Cola dedicó buena parte del estío a corregir.
La cercanía a esa zona de soporte (los 35,90 dólares) nos tienta con las compras, por aquello de tener de nuestro lado una adecuada relación riesgo-rentabilidad. Pero la cercanía del precio a la bajista (línea roja) nos lleva a aconsejar que es mejor esperar a ver cómo se desenvuelve el precio en el más que posible nuevo encuentro con dicha resistencia.
Seguiremos los acontecimientos.