Vivimos unos días en la bolsa española, empeñada en pisar el acelerador y recorrer a toda velocidad parte del camino que la había descolgado de otros mercados europeos, en los que a uno le viene a la memoria aquello del mono que decidía el sentido de las operaciones bursátiles lanzando dardos sobre una diana.
Eran cosas que se decían en aquellos felices años en los que las bolsas vivían un espléndido ciclo alcista, de suerte que importaba poco qué valor comprar, ya que se tenía la práctica seguridad de que la inversión produciría inevitablemente plusvalías.
Algo de eso ocurre en el mercado nacional estas últimas sesiones: se reproducen por doquier las rupturas de directrices bajistas de medio plazo y son muchos los títulos que ya acumulan ganancias nada despreciables en pocos días. Ese mono lanzador de dardos hubiera vuelto a ser perfectamente válido como asesor financiero estos últimos días, siempre que no hubiera tenido la mala suerte de que el dardo impactara sobre Telefónica.
ACS puede ser un buen ejemplo de todo lo dicho. Se superó primero la bajista que marcamos con línea roja y después cayó la resistencia horizontal que cotizaba en la zona de los 17,55 euros. Todo ello se ha producido, además, sin que el volumen haya dado muestras de un especial entusiasmo. El rally de fin de año, como pauta estacional, no tiene que producirse necesariamente con volumen alto.
Centrándonos en la constructora, y aunque podría tener objetivos de subida en el medio plazo en la zona de los 25 euros, tendrá que enfrentar en el futuro más inmediato el techo de ese canal que marcamos con líneas azules. Quizá por ahí decida el precio tomarse un descanso y dibujar un retroceso.
Seguiremos los acontecimientos.