Si hay algo peor en bolsa que unos malos resultados, eso es la incertidumbre. El desasosiego que un futuro incierto provoca en el mercado suele tener efectos mucho más demoledores sobre la cotización que unas cuentas no demasiado brillantes. Y parece que algo de esto hay detrás del bajismo imperante en la serie de Gamesa. Las dudas que la regulación energética que está por venir plantea bien pudieran ser las causas fundamentales de las caídas prolongadas.
Técnicamente, tras fallar en ese intento de superar la zona de los 16,60-16,80 euros (línea naranja de nuestro gráfico), el valor ni siquiera se ha atrevido a enfrentar la tarea de atacar la directriz bajista roja, manteniendo una distancia prudencial respecto a la misma. El comportamiento del volumen y el dibujo de los sucesivos impulsos y reacciones deja claro que el movimiento a la baja iniciado a mediados de septiembre tiene un carácter tendencial, o lo que es lo mismo, que obedece a un sentimiento bajista de fondo instalado en el mercado.
Aunque entrando en el farragoso terreno del recuento de ondas, podría comenzar a pensarse en un próximo final de este movimiento tendencial bajista, se nos hace imposible, a día de hoy, encontrar motivos para entender que la tendencia bajista se ha ya acabado o esté próxima a hacerlo. Es más, si en próximas semanas asistimos a cierres por debajo de la cota de los 9,05 euros, nuestra hoja de ruta pasaría entonces por una vuelta al nivel de los 8 euros.
Seguramente algún día la incertidumbre dé paso a las certezas y el bajismo sea sustituido por la alzas sostenidas. Pero eso puede llegar la semana que viene o con el valor algún euro más abajo. Mejor no jugar a adelantar acontecimientos.