El suelo dibujado por Iberdrola a lo largo del mes de febrero, escenificado en esos toques sucesivos sobre la directriz alcista azul (tan aplanada que casi parece un soporte horizontal más que dinámico) tiene buena pinta y, como poco, nos marca que por ahí los alcistas tienen establecida una fuerte zona de control en el corto plazo.
Otro tanto ocurre, hasta el momento, con el alcismo más impetuoso que denota esa directriz alcista que sirve de suelo al canal de líneas verdes y que en el último mes ha tenido ocasión de demostrar su valía como resorte para el precio.
Así las cosas, lo único que separa a la cotización del enfrentamiento de la zona de resistencia con mayúsculas, la que cotiza en la banda de precio que va de los 6,70 a los 6,85 euros, no es otra cosa que la superación en cierres, y de forma solvente, de la barrera dejada por los bajistas en los alrededores de los 6,40 euros. Ahí radica la clave del muy corto plazo.
Por abajo, deberían perderse en cierres los 6,15 euros para entender que estos sucesivos fallos en la superación de los 6,40 han dado al traste definitivamente con el intento de reconstitución alcista. Llegado ese caso, la directriz azul volvería seguramente a cobrar todo el protagonismo.
