Si ayer le tocó el calentón a Gamesa, hoy ha sido el turno de Solaria. Parece que hay ganas de mover el sector de las renovables. Pero mucho cuidado, no vaya a ser que algún pez gordo esté buscando colocar los últimos papelitos que le queden a un precio algo más digno, antes de abandonar definitivamente el barco. Y es que, precisamente en estos calentones, es cuando el operador debe mantener la cabeza más fría.
Mientras la pantalla de cotizaciones nos insinúa la oportunidad de compra con esas revalorizaciones nada despreciables, haciéndonos pensar que quizá estemos ante el inicio del movimiento bueno, ése que saque al valor del pozo bajista, debemos tomarnos toda la calma necesaria, desplegar la serie e intentar ver si verdaderamente hay motivos técnicos para dejarse llevar por estas euforias.
El resultado, en el caso que nos ocupa, no puede ser más elocuente: a la vista del gráfico que acompañamos, y a día de hoy, no vemos motivo alguno para comprar Solaria.
Ni una sola de las resistencias que el valor tiene por el camino, y no son pocas, ha sido superada solventemente. De hecho, aún sigue viva la dejada en los 1,7550 euros por el hueco bajista del 11 de agosto, cota en la que hoy se ha firmado el cierre. En nuestra opinión, deberían verse al menos cierres que superaran los 2.01 euros para empezar a plantearse algo serio en el título, e incluso en este caso siempre con stops claros y ajustados como compañeros ineludibles de viaje.
El proyecto de suelo que supone esa línea azul oscura nacida en el mes de mayo no es otra cosa que eso: un simple proyecto. Ya hemos visto antes al valor acuchillar los soportes que supusieron las líneas verdes y azul del gráfico.
Lo dicho: ojo con estos calentones, que los carga el diablo. Ante todo, mucha calma.