De no haber visto lo que hemos visto entre los grandes valores del mercado estos últimos años, hubiéramos achacado a su carácter de valor estrecho los movimientos que el gráfico de Adolfo Domínguez refleja en poco más de dos años.
Desde los 50 euros hasta los 5, esa directriz bajista roja dejó a la compañía en una décima parte de su capitalización bursátil. Quizá esos 50 euros eran fruto de un mercado alcista y de su eterno carácter de empresa opable. Y seguramente esos 5 euros de febrero de este año no eran más que la consecuencia de un mercado acusadamente bajista y del miedo a quedarse en las manos con unas acciones que quizá nadie quisiera comprar.
Digno de mención es también ese 300 por cien de revalorización vivido entre febrero y junio de este año. Multiplicar por tres una inversión en cuatro meses no está mal. Y quizá ahí radique la razón de esta corrección que estamos viviendo estos últimos meses y que se encierra entre esas líneas azules: hay que digerir esa subida.
Desde un punto de vista tendencial, lo más idóneo sería esperar a ver un nuevo impulso alcista para comprar. Con ello tendríamos más claro el mensaje que el mercado nos estaría lanzando sobre una reconstitución alcista en toda regla. La verdad es que me sentiría más seguro viendo a esa línea naranja desde arriba y no desde abajo, como ocurre ahora.