Nos equivocamos con Amadeus. A comienzos de febrero, y coincidiendo con la superación al alza de los 15,50 euros y de la línea roja que marcamos en el gráfico adjunto, nos parecía el momento de comprar. El desarrollo posterior de los acontecimientos ha dejado claro que aquella idea resultó equivocada. Podríamos argumentar que había motivos técnicos detrás de nuestras conclusiones, aunque sería una obviedad, pues por aquí siempre los hay detrás de cada afirmación, y que el comportamiento del mercado ha sido contrario a los dictados del chartismo. Pero no nos interesa hoy poner paños calientes. Lo que pretendemos, además de reconocer una evidencia, es demostrar cómo un error no debe en absoluto anular una forma de entender la inversión en bolsa.
Fallamos con Amadeus y, sin embargo, ahora que el precio ha vuelto a acercarse al soporte que cotiza en la zona de los 14 euros (línea verde), además del que se encuentra en el mantenimiento de los 13,75 euros en cierres (parte baja de la banda amarilla que marcamos), el título vuelve a merecerse el ser puesto en el punto de mira ante la eventualidad de que dé compra con stop cercano en cualquier momento. El más mínimo síntoma de vuelta al alza desde esta zona de fuerte soporte daría compra con stop inicial de protección en cierres por debajo de los indicados 13,75 euros.
¿Es eso obstinación en el error o perseverancia en el método? En bolsa siempre caminaremos por la estrecha línea que separa la contumacia del ser consecuentes con nuestro método de inversión. De la misma manera que el que lo apuesta todo y gana acaba convirtiéndose en un gurú, mientras que el que lo apuesta todo y pierde es tildado de ludópata, así también si ahora fuéramos consecuentes y compráramos Amadeus al menor atisbo de giro al alza, se nos calificaría en función del resultado.
Y, sin embargo, estaríamos actuando de acuerdo con una forma de invertir en bolsa que creemos la mejor a la larga. Como siempre, ustedes deciden.