La petrolera portuguesa es un valor alcista atrapado en un mercado bajista, o, concretando un poco más, un valor que respeta escrupulosamente su particular directriz alcista sumido en el seno de un mercado cuyo índice director (el PSI 20) marca claramente una secuencia de máximos y mínimos descendentes en gráfico diario.
Y, sin embargo, esos dos recientes acercamientos a la directriz alcista que Galp ha dibujado, dejando sendas velas en forma de martillos afilados, son toda una invitación a las compras con stop cercano, buscando el reinicio de la tendencia alcista desde esta zona de soporte.
No anda el mercado portugués, como el español, especialmente propicio para la apertura de posiciones compradoras. Pero ocasiones como la que Galp presenta nos conceden la oportunidad de entrar largo en un valor en tendencia alcista en el momento óptimo para hacerlo: en las cercanías de soporte (lo que concede una atractiva ecuación riesgo-rentabilidad) y tras demostrar el precio fortaleza a su encuentro con aquél.
Y es que, tal y como ocurriera a principios de febrero, también en esta cita con la directriz alcista ha entrado dinero al rescate.
Es, desde luego, una decisión con cierto riesgo. Pero en bolsa todo tiene cierto riesgo, de lo contrario esto no tendría gracia. Eso sí, si alguien acepta el reto y decide comprar Galp, que marque a fuego en su hoja de ruta la pérdida de los 10,85 euros en cierres como el stop que obligaría a cerrar la posición caso de ser perdido.