Curiosa la relación de los felinos domésticos con la bolsa. Igual que hay rebotes del gato muerto, también nos encontramos con precios que se defienden como gatos panza arriba intentando no perder un nivel de soporte. Y precisamente en esa tesitura lleva estas últimas sesiones el gráfico de corto plazo de ACS, aferrándose con uñas y dientes al nivel de los 35 euros en precios de cierre.
En realidad, no es más que una manifestación más de ese intercambio de papeles que constituye una de las reglas del chartismo y en virtud del cual una resistencia superada pasa a convertirse en soporte para el precio. No voy a insistir en lo dicho hace un rato en nuestro análisis sobre Abengoa, siendo perfectamente aplicables a ACS las ideas allí expuestas sobre la necesidad de ver algún atisbo de giro al alza para comprar. Además, la cercanía de ese hueco alcista que se marca podría hacer que el precio necesitara adetrarse en esa franja antes de decidir volver a subir.