En marzo del año pasado comenzó uno de los movimientos al alza más espectaculares de la historia bursátil, no tanto por ese 325 por ciento de revalorización en nueve meses, cuanto porque ello ha ocurrido en un valor director de altísima capitalización y en un contexto general de recuperación bastante menor.
Desde que esa tendencia al alza se instaló en el Santander, nunca se habían visto dos velas semanales seguidas claramente bajistas. Durante esos nueve meses, los bajistas nunca encontraron las fuerzas ni los argumentos suficientes para enfrentar la tarea de ser capaces de dominar el mercado más allá de una semana. Sin embargo, el viernes pudimos ver por vez primera esa segunda vela semanal bajista.
Ciertamente no estamos ante ningún patrón chartista propiamente dicho, incluso puede parecer un argumento algo pueril, pero para nosotros ya es un indicativo de que algo está cambiando en el sentimiento del mercado. Parece como si ahora ya resultara menos aplastante el dominio alcista de la situación y los bajistas fueran capaces de asomar la cabeza, insinuando, de momento, su capacidad para tomar el mando y llevar al valor y al mercado a dibujar esa corrección proporcional sobre la que no hace mucho hablábamos y que os invito a releer.
Técnicamente, el verdadero deterioro del aspecto de la serie vendría con la pérdida en cierres semanales de los 10,30 euros, quedando en ese caso abierto el camino a visitar la zona de los 9,30 euros primero y de los 8,75 euros después, cotas en las que cotizan los sucesivos soportes relevantes. De hecho, recordaréis que ya citábamos esos 8,75 euros como el nivel que viene a coincidir con el 38,20 por ciento de retroceso de todo lo subido desde mínimos.
Estos son los niveles que adornan nuestro escenario correctivo: la pérdida de los 10,30 euros como confirmación de que nos encontramos ante la gran corrección, los 9,30 euros como destino probable y los 8,75 euros como destino al que se podría llegar si se tensa la cuerda, sin que ello supusiera un cambio en la tendencia de fondo en ningún caso.
Es cierto que la jornada del viernes, en gráfico diario, dejó eso que solemos llamar una vela para la esperanza alcista, consiguiendo que al cierre no se perdiera el importante soporte de corto plazo de los 10,60 euros. Pero flota un aroma en el aire que nos hace pensar que esta vez los bajistas han venido para quedarse una temporada y que, más allá de eventuales rebotes, podemos estar ante el comienzo de la gran corrección. Y este perfume no sólo embriaga el mercado español. También por otros lares las gráficas de los grandes bancos dan sensaciones bajistas a punto de ser confirmadas definitivamente. Os dejamos con las series de algunos bancos importantes para que saquéis vuestras propias conclusiones.