La serie diaria que traemos, y que viene a contener la historia gráfica del título en el último año, deja claro cómo aún sigue vigente la corrección iniciada a comienzos de año. Se trata de una corrección proporcional que no ha ido más allá de los niveles de soporte que diferencian entre una lógica reacción bajista y la insinuación de un cambio de tendencia. Mientras no se pierdan en cierres semanales los 9 euros, esa frontera no se habrá cruzado y la lógica tendencial chartista seguirá apostando por el hecho de que, en algún momento, los alcistas encuentren las fuerzas necesarias para retomar la tendencia previa.
Pero, si bien la corrección no ha profanado esos niveles peligrosos, sí es cierto en cambio que su insistencia en perdurar, a pesar del tiempo transcurrido y de un alcismo sin matices imperante en los índices directores mundiales, hacen que, al igual que ocurre en el Ibex 35, convenga seguir siendo prudentes desde un punto de vista tendencial. Una corrección que afectara a otros mercados, y que no sería nada extraño viendo lo que han subido desde febrero para acá, podría tener efectos perniciosos en series tan tocadas como la que ahora nos ocupa.
Y estos temores seguirán latentes mientras BBVA no consiga firmar cierres diarios por encima de los 12 euros, tarea que ahora se antoja algo lejana. En el más corto plazo, la resistencia a batir cotiza en los 10,80, cota que ha servido en el mes de marzo como freno para los sucesivos intentos de reconstitución alcista. Por abajo, el corto plazo marca los 10 euros como zona de control alcista y nivel cuya pérdida en cierres abonaría la idea de un regreso a los mínimos de finales de febrero.
