El hueco bajista dejado por Bolsas y Mercados en la sesión del 23 de febrero, con un volumen históricamente alto, es de esas pautas que deben marcarse a fuego en el gráfico, sobte todo porque, tarde o temprano, acaban convirtiéndose en elementos a tener en cuenta en nuestra operativa.
No voy a extenderme demasiado con la teoría sobre los huecos (en la Sección de Imperdibles tenéis algún artículo que desarrolla el tema). Sólo recordar que, por definición, un hueco bajista se convierte, en su nivel superior, en una resistencia horizontal en cierres para futuras recuperaciones del precio, recuperaciones que, la mayor parte de las veces, se producen indefectiblemente a consecuencia del efecto atracción que los huecos tienen sobre la cotización.
Pues bien, en el caso que nos ocupa, el precio se ha adentrado en esa tierra hostil (nos viene como anillo al dedo la actualidad cinematográfica) que supone la amplia banda de resistencia dejada por el hueco que mencionábamos, cotizando en la superación en cierres de los 20,80 euros la verdadera barrera con la que este rebote se topará.
Desde el punto de vista operativo, un acercamiento a esa zona de resistencia nos obliga a poner al valor en vigilancia extrema, a la espera de un fallo alcista que nos brinde la oportunidad de abrir cortos con stop cercano (en los mencionados 20,80 euros). El comportamiento del volumen en las sesiones posteriores a la generadora del hueco ahonda en esta posibilidad, así que toca vigilar al valor.
Si después los alcistas recobran la fortaleza y superan esa cota sin mayores problemas, no habremos perdido otra cosa que la atención que le hayamos prestado. Pero en eso consiste esto: no siempre que se apunta se acaba disparando.