Brilla el sol en el Ibex. Ahora le toca al Santander.

El Ibex 35, con el empuje que le han proporcionado estos últimos días valores como Telefónica o Repsol, ha conseguido al cierre cumplir con la premisa establecida para entender que la recuperación alcista está en el buen camino: los 8.365 puntos han sido claramente superados al cierre, o dicho de otra manera: el significativo hueco bajista dejado en la sesión del pasado 1 de febrero ha sido definitivamente cerrado.

El Santander, en cambio, anda todavía sensiblemente alejado de cerrar esa herida infringida por los bajistas en los días en los que el pánico vendedor asomó la cabeza en el parqué madrileño. Los alrededores de los 6,20 euros son la resistencia a batir por el timón del Ibex, barrera equivalente a los 8.365 puntos que el Ibex ha dejado hoy atrás.

Y, aunque el arco iris sigue luciendo brillantemente en el horizonte de la bolsa española tras el prometedor cierre de hoy, esta divergencia protagonizada por el Santander constituye la china en el zapato de lo que a todas luces parece una señal alcista sin discusión.

Los optimistas, amigos de ver siempre la botella medio llena, se estarán frotando las manos pensando ya en la intensidad que las subidas pueden adquirir en el índice de referencia de nuestra bolsa cuando el patrón de la nave se decida a sumarse a la fiesta. Cuanto más abajo ande el Santander, más gasolina de repuesto habrá en el depósito para el vuelo que el Ibex tiene pendiente camino de atacar las resistencias con mayúsculas.

No es que se hayan acabado las resistencias que enfrentar con los niveles mencionados. Nunca se acaban. Pulsen sobre la composición gráfica adjunta y comprobarán cómo el Ibex tiene una a la vuelta de la esquina, en los 8.575 puntos, o cómo el Santander tendrá que franquear también los 6,40 antes de volver a acometer la gran resistencia que cotiza en los 6,65 euros.

Pero el primer paso, casi siempre el más difícil, ya ha sido dado por nuestro índice. Ahora le toca al Santander.

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