La bolsa francesa se ha convertido estos últimos meses en el mercado europeo con mayor atractivo. Un buen puñado de valores del CAC 40 ha conseguido que el índice parisino se transforme en un activo netamente alcista en el medio plazo.
El soporte horizontal que cotiza en los alrededores de los 3.600 puntos (línea verde en la gráfica adjunta) no sólo ha servido desde finales del año pasado para detener una y otra vez las bajadas, sino que ha demostrado una gran capacidad para hacer rebotar a la cotización después de cada encuentro.
Tras el último episodio de esta feliz historia de amor, el precio ha salido disparado al alza 300 puntos. El empuje alcista de estas últimas semanas ha sido tal que en apenas quince días nos hemos comido el recorrido teórico del rebote antes de encontrarse con la resistencia que supone la parte alta de ese canal que marcamos con líneas azules.
No es que las alzas tengan que terminar precisamente ahí. Pero un mes de mayo y una serie que atesora una subida excesivamente acelerada son una combinación perfecta para dar paso a una onda correctiva.
Seguiremos los acontecimientos.
