Recibo hace un rato un correo electrónico en el que alguien me manda un enlace a cierta conversación mantenida en un foro de bolsa. En ese foro, e imagino que en bastantes sitios más, alguien lanza el mensaje consistente en que un banco europeo estaría preparando una opa sobre el Banco Pastor a 9,40 euros por acción.
Creo que se cita una fuente, aunque también me parece ver que ninguno de los que ha tenido tiempo y ganas suficientes para corroborarla, lo ha conseguido. En ningún momento se pone en duda la noticia, que además es convenientemente adornada con una serie de datos relativos al banco, su accionariado y su historia que, la verdad, me parecen algo parciales y teledirigidos a un propósito. En el último párrafo, se dan una serie de datos económicos que intentan llevar a cabo el calentamiento final del título.
Ante hechos como éste, sin duda perseguibles cuando se hacen con mala fe, hay opiniones para todos los gustos. Están los que se indignan por el componente de fraude que pueda tener y los hay que, incluso, pueden llegar a alegrarse por estos burdos intentos de calentamiento de un determinado valor. Obviamente, estos últimos suelen pertenecer al estado de pequeños accionistas de la compañía con pérdidas acumuladas, más comúnmente conocidos como pillados.
Y seguramente alguno de estos pillados, desesperado ya con la situación, ha optado por coger la calle del medio, ésa que lleva a soluciones desesperadas que casi nunca solucionan nada. ¡Qué mala es la necesidad!