Ha bastado que la canciller alemana haya insinuado la salida de Grecia del euro, cuestión que puede dar para un buen rato de discusiones bizantinas en torno a sus implicaciones para el futuro de la moneda europea, para que el gurú de turno lance su apocalíptica predicción.
Jim Rogers, un magnífico especulador que un buen día decidió convertirse en telepredicador bursátil, dice que al euro le quedan, como mucho, quince o veinte años de vida. Con lo que nos ha costado aprender a pensar en euros, tarea que algunos no conseguiremos dominar nunca, ahora resulta que quizá haya que resucitar a las pesetas, los francos, los marcos, … En fin, es lo bueno que tiene hacer predicciones tan a largo plazo: nadie se acordará allá por el 2.030 de recordarle al bueno de Rogers sus palabras, por lo demás bastante inútiles para la operativa en el mercado Forex. Sí podrían, en cambio, recordársele otras proclamas recientes, como la que lanzara en diciembre de 2.008 sobre el Dow Jones Industrial a 4.000 puntos. Pero no creo que le importe demasiado, esta clase de sujetos están vacunados contra la autocrítica.
Bajando al ruedo del análisis técnico puro y duro, menos espectacular pero seguramente mucho más efectivo, la idea que nos ronda la cabeza estas últimas sesiones pasa por haber visto el final de la onda cuarta y estar asistiendo al inicio de la quinta, la onda que lleve al Euro, como poco, camino del encuentro con esa directriz alcista azul oscuro del gráfico adjunto. Los recuentos de ondas siempre son traicioneros, pero la idea que exponemos concuerda bastante bien con el desarrollo del movimiento a la baja iniciado a principios de diciembre del año pasado.
Las dos últimas sesiones han desvirtuado lo que parecía una pauta en forma de hombro-cabeza-hombro invertido en ciernes. La zona de los 1,3800-1,3840 dólares, clavicular de esa formación, no sólo no ha sido superada, sino que ha propiciado el retroceso visto estos últimos días.
Si esa línea verde que viene a valer unos 1,3425-1,3435 dólares no lo impide, la quinta onda podría estar al caer.