Por algún motivo que sólo los secretos del chartismo sabrán, y que seguramente cuando ya no merezca la pena saberlo algún analista fundamental nos explicará con detalle, el EuroStoxx 50 ha sido el único índice que aún no ha marcado una pauta de segundo impulso alcista en toda esta reacción al alza que viven los mercados desde los mínimos de enero (o de marzo, según el caso). Por contra, la cotización se sigue estrellando una y otra vez contra la resistencia horizontal de los 3.900 puntos, sin conseguir sobrepasarla.
El gráfico semanal que hoy traemos nos aporta toda una serie de interesantes ideas. Unas, como la pérdida de aceleración alcista con el cruce a la baja de la línea directriz verde, pertenecen al pasado y de poco nos pueden servir de momento, aunque nunca es descartable que algún día ese soporte dinámico sea una resistencia a tener en cuenta.
Otras, en cambio, están de plena actualidad: el nivel de los 3.900 puntos actuando como pivote para el precio (soporte perdido que actúa como resistencia implacable) y cuya cercanía puede incitar a más de uno a abrir posiciones vendedoras en el índice, animado por la cercanía del stop de reconocida solvencia.
Por último, y viendo las cosas con una perspectiva bastante más amplia, podría incluso especularse con la idea de que el gráfico está dibujando el hombro derecho de una gran pauta bajista de cabeza y hombros, pauta que se confirmaría con la pérdida de la línea clavicular roja, lo que a su vez supondría la pérdida de la directriz alcista azul.
Como veis, el gráfico nos regala ideas para todos los gustos: especulaciones bajistas en el corto plazo con stop en la superación de los 3.900 puntos, apertura de posiciones compradoras caso de superar precisamente ese nivel, y amenazas latentes (y aún algo lejos de ser confirmadas) de pautas de cambio de tendencia en el largo plazo. No faltarán ocasiones para seguir los acontecimientos.
