El reloj de precisión alemana que marca las horas en el futuro del Dax ha cumplido a la perfección el escenario operativo que ayer mismo marcábamos. Decíamos que, caso de perderse la zona de los 6.800-6.820 puntos, la hoja de ruta pasaba por un viaje hacia el suelo del canal que definen las líneas negras en nuestro gráfico de cabecera, en los alrededores de los 6.700 puntos. El escenario, cumplida la premisa, ha funcionado de lujo.
Sin embargo, y aunque nuestra operativa personal lo agradezca, no es el futuro sobre el índice alemán el que más nos preocupa ahora. Fijamos nuestra atención en el futuro sobre el S&P 500, otro de esos activos sobre los que opera medio mundo, por no decir el mundo entero. Si bien el escenario correctivo es claro y necesario, estando dentro de la lógica tendencial que marcaba que las subidas que delimitaban las líneas que definían ese estrecho canal alcista eran insostenibles eternamente, andamos a vueltas con una idea que nos ronda la cabeza: si el índice americano pierde esa línea verde en cuyas proximidades se encuentra, ¿podemos dar por confirmada en el corto plazo una pauta de techo de mercado en forma de hombro-cabeza-hombro?
El hombro derecho de la formación sería un tanto desgarbado, pero ya sabéis que por aquí somos de esos chartistas que huyen de andar siempre buscando la simetría. En fin, ya veremos. En todo caso, nuestra preocupación viene del hecho de que, caso de confirmarse esa poco ortodoxa pauta bajista, la proyección teórica para el precio iría más allá de la segunda línea verde (la que viene a coincidir con los 1.150 puntos del contado), y eso ya serían palabras mayores.
Seguiremos los acontecimientos.
Hay un hueco entre los 1105 y 1110 del SP que empezaría a tener números de ser destino.