GAMESA. Los ricos también lloran.

Leía esta mañana la noticia: la familia Del Pino (los de Ferrovial, para más señas) salía del accionariado de Gamesa colocando en el mercado su paquete de acciones, asumiendo con ello una pérdida millonaria. Inmediatamente me venían a la cabeza un par de ideas. La primera, que a perro flaco todo se le vuelven pulgas, o dicho de otra manera, que los fundamentales suelen acabar ayudando, cuando no confirmando, a que aquello que el análisis técnico viene marcando se acabe imponiendo más firmemente.

Y es que la gráfica del valor, ya sea en el medio/largo plazo, ya sea con una óptica cortoplacista, no destila otra cosa que bajismo en estado puro. Para empeorar las cosas en el muy corto plazo, lo que en la gráfica diaria de la izquierda no se aprecia aún, en la serie intradiaria de la derecha es ya una rotura a la baja de esa directriz suavemente alcista (línea azul) nacida a finales de agosto, habiéndolo hecho además con volumen alto y hueco bajista. A las múltiples resistencias que jalonan la gráfica, se añade hoy la de la superación en precios de cierre de los 5,35 euros.

La segunda de las ideas que la noticia mencionada me trajo tiene menos que ver con el análisis bursátil y más con esa alegría que en ocasiones nos producen las desgracias económicas de los potentados. Siempre es reconfortante saber que los grandes inversores también la cagan en esto de la bolsa. Me van a perdonar la expresión, pero es que es la mejor forma de expresar algo así. No es, desde luego, la primera vez, ni será la última. Así, a bote pronto, creo recordar que UBS, uno de esos bancos de inversión considerado por algunos como fetiche de las finanzas, compró un buen paquete de Banco Pastor hace algunos años a 15 ó 16 euros.

Y es que los ricos también lloran, y hasta se arruinan, aunque también es verdad que no me importaría quedarme el resto de la vida con ruinas como ésas.