Si alguien les pregunta estos días si lo peor ha pasado ya para las bolsas, no se esfuercen en demostrar lo mucho que saben de mercados asiáticos, materias primas o política monetaria. Bastará con que desplieguen una gráfica del S&P 500 similar a la que acompañamos a este análisis y les resultará mucho más fácil hacer comprender a su interlocutor cuál es el estado de la cuestión.
Podrán explicarle cómo la tendencia alcista iniciada en 2012, y desarrollada de forma ordenada dentro de los límites de ese canal alcista que marcamos, se topó de forma reiterada a lo largo de 2015 con la poderosa resistencia que cotiza entre los 2.100 y los 2.130 puntos.
Ante la imposibilidad de superar esa barrera, el mercado ha dibujado dos caídas de endiablada verticalidad, una el pasado verano y otra en lo que va de 2016.
Podrán hacerle ver que esas caídas, al igual que otra menos violenta producida en 2014, han encontrado una zona de soporte en una banda de precio que va de los 1.800 a los 1.830 puntos. En gráfica semanal, cada vez que la cotización ha frecuentado esa zona de soporte, se han dibujado velas con pronunciadas mechas inferiores, lo que denota recuperación alcista en esos niveles.
Llegados a este punto, si quien les formuló la cuestión no se ha dormido todavía, posiblemente se atreva a lanzarles la pregunta del millón: entonces, ¿nos vamos otra vez hacia los 2.100-2.130 puntos?
Y aquí será cuando, como buenos analistas bursátiles, tendrán que echar mano de toda una serie de afirmaciones condicionadas y ambiguas que acabarán por conseguir que su interlocutor se arrepienta profundamente de haberles interpelado.
Decir que, si el mercado decide hacer bueno ese canal lateral suavemente bajista que marcamos, será muy posible ver al índice en próximas semanas camino de su techo, es decir mucho y nada a la vez.
Cuanto más se aleje el precio de esa zona de soporte que hemos mencionado y que ronda los 1.800 puntos, mejor que mejor. Y es que ese soporte con mayúsculas es una especie de precipicio al que los mercados se han asomado en estos primeros días de año. Cierres semanales contundentes por debajo de sus dominios, provocarían un gran deterioro técnico de una serie que ha sido alcista sin matices los últimos años y que ahora parece tender más a la lateralidad.
El viernes se cerró a unos cien puntos de ese precipicio. Es una distancia que, al menos, da un cierto margen de tranquilidad para la semana que se inicia el lunes. Incluso podría afirmarse que ese canal lateral no es otra cosa que una gran e inocente formación de consolidación de las subidas iniciadas con los mínimos de 2011.
En cualquier caso, lo mejor que pueden hacer es despertar a ese pobre hombre y darle una respuesta clara a la pregunta que les formuló, díganle que no, que no ha pasado aún lo peor para las bolsas. Puede haberse puesto la primera piedra, lo cual aún está por ver, pero cien puntos no son nada si los bajistas deciden volver a la carga.
Seguiremos los acontecimientos.
(Pulsa sobre el gráfico para obtener una vista detallada)
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