Está claro que una parte importante de las eléctricas europeas, incluso aquéllas que cotizan en mercados netamente alcistas, no han estado de moda en ningún momento de los tres últimos años. Basta echar un vistazo a sus series para comprobar cómo el mercado aún no ha encontrado los motivos necesarios para apostar por ellas de forma decidida.
Y, en esa visión de medio/largo plazo, Iberdrola no es una excepción. Pero lo que ahora nos ocupa se centra más en los acontecimientos inmediatos, aunque para ello nos sirvamos de un gráfico semanal, que en los factores tendenciales de fondo comentados. De hecho, y concretando, diríamos que no podemos apartar nuestra mirada de esa línea naranja que marcamos en el gráfico adjunto.
Al cierre del viernes, el precio logró asomar la cabeza ligeramente por encima de esa directriz bajista (línea roja) que había guiado las bajadas durante todo el año pasado, quedando justo a las puertas de franquear la resistencia horizontal (línea naranja) que cotiza en la superación en cierres de los 6 euros.
De darse esta premisa, la superación de los mencionados 6 euros, técnicamente las referencias para el precio serían el encuentro con el techo que definen las líneas azules primero, para después, si las fuerzas acompañan, afrontar la gran tarea pendiente que el valor tiene desde hace ya más de dos años: el enfrentamiento del gran hueco bajista dejado en la primera semana de octubre de 2008 (banda amarilla) y que cotiza entre los 6,90 y los 7,15 euros.
La pérdida en cierres de los 5,50 euros o de la directriz alcista que sirve de base al canal azul serían los mejores sitios en los que colocar el stop de protección inicial de cualquier estrategia compradora.