Comienza este diciembre en lo bursátil cargado de buenos propósitos y de tareas pendientes de difícil consecución. Desde la primera sesión, nuestro Ibex 35 se ha topado de lleno con esa directriz bajista que marcamos en rojo en la gráfica adjunta y que naciera hace ya algo más de un año. Los sucesivos intentos de reconstitución alcista han ido muriendo al encuentro de los precios con esa resistencia dinámica, dando forma a la típica sucesión de máximos relativos decrecientes que configura toda tendencia bajista.
Esta mañana, los alcistas tuvieron momentos en los que parecía que sí, para finalmente, al cierre, resultar que todavía no. Los blue chips se arrugaron, y sin la participación de esos seis valores que representan más del 70 por ciento de la ponderación del índice poco puede hacerse.
No ha supuesto este retroceso intradiario, sin embargo, un fallo alcista especialmente peligroso. Para que tal circunstancia (la de tener por dibujado un fallo alcista) se tuviera por producida deberían perderse en próximas sesiones los soportes más cercanos en el muy corto plazo, lo que equivale a ver cierres por debajo de los 7.750 puntos.
Nos atrevemos a añadir una directriz alcista más a la gráfica de cabecera que venimos siguiendo respecto al contado del Ibex 35. Se trata de esa línea azul que nace con los mínimos de julio y que ha tenido varios toques en el pasado mes de noviembre. No es que creamos demasiado en su supervivencia, su excesiva verticalidad nos hace pensar que tiene los días contados. Pero no me negarán que le da un aire optimista a la serie. Y, sobre todo, sirve para recordarnos que el corto plazo del Ibex 35 sigue siendo alcista. Es cierto que el movimiento al alza iniciado este verano lleva demasiado tiempo sumido en esta cansina onda correctiva iniciada a mediados de septiembre, pero ello no impide que el adjetivo alcista pueda seguir siendo predicado del Ibex.
Seguiremos los acontecimientos, la situación lo merece.