Todos o casi todos parecemos estar de acuerdo en que, viendo las cosas desde una perspectiva de medio plazo, lo ocurrido desde los mínimos de finales de octubre no es más que un descanso en la tendencia bajista de fondo. Y es cierto que el análisis técnico y la lógica tendencial, además del comportamiento del volumen, abonan esa idea. Pero puede resultar igual de peligroso jugar a buscar suelos que jugar a saber las cosas antes de verlas plasmadas en el gráfico.
El chartismo no es una ciencia exacta, ni siquiera es una ciencia. No es más que un método de análisis en base al cual se obtienen conclusiones operativas. El análisis técnico no nos hará visualizar el futuro, simplemente nos posibilitará establecer unas premisas y unas consecuencias operativas para las mismas.
Si la resistencia A se cruza al alza, compramos con objetivo en la resistencia B y stop de protección en el último mínimo relevante C. Si el soporte D se pierde, vendemos … Desconocemos cuál de las premisas se cumplirá, aunque seguramente manejemos una como más probable. Simplemente nos preparamos para adecuar nuestra operativa a la condición que acabe por cumplirse.
Y aplicando el método a nuestro querido Ibex 35, podemos concluir que:
-Si se producen cierres por debajo de la línea azul, vendemos en busca de nuevos mínimos, con stop en los últimos máximos relevantes.
-Si se producen cierres por encima de los 9.200 puntos, compramos con objetivo primario en la zona de los 10.000 y stop en el último mínimo relevante.
Desconozco cuál será el escenario que acabe por cumplirse, ni cuánto tardará en hacerse visible, eso se lo dejamos a los arrogantes pitonisos bursátiles. Nos conformamos con saber cómo actuar llegado el caso, que no es poco.
Por supuesto, por el camino y en el muy corto plazo, hay niveles intermedios que considerar y con los que hacer la misma operación. Pero a eso ya nos dedicamos en nuestro seguimiento intradiario de los mercados. Esta noche tocaba ver las cosas con algo más de calma.
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