IBEX 35, EUROSTOXX 50 y SANTANDER. La aceptación de lo obvio, las divergencias y otras ocurrencias bursátiles.

A los humanos nos gusta retorcer las cosas. Si algo parece demasiado simple y evidente, preferimos ver lo que realmente no está con tal de complicar el asunto. La aceptación de lo obvio es muchas veces más difícil de lo que debería ser. Si nuestro Ibex 35 y el Eurostoxx 50, por poner dos ejemplos cercanos, han dibujado en gráficos semanales pautas bajistas de cabeza y hombros, preferimos argüir que esa claridad meridiana con la que las figuras se han desarrollado debe esconder alguna trampa de mercado. Si la pauta es poco ortodoxa no nos vale, pero nos vale mucho menos cuando es de libro. Todo vale para mantener cierta visión alcista del mercado.

Si en 2003 una pauta de cabeza y hombros invertidos dibujada al unísono en la generalidad de los mercados dio fin a un ciclo bajista y supuso el inicio de cinco años de inmaculada tendencia al alza, ¿por qué ahora no puede ser una pauta de sentido contrario la que marque el fin de este ciclo alcista y nos lleve cuesta abajo una temporada?

¿Por qué es tan difícil aceptar algo que ya es un hecho? Estamos a 5.000 puntos de los máximos históricos del año pasado, mucho más cerca de la proyección gráfica que esa pauta que negamos nos marca (en las cercanías de los 9.000 puntos del Ibex o de los 2.500 del Eurostoxx 50) que de recuperar esos máximos y seguimos negando la evidencia.

Seguramente tienen razón aquéllos que una vez me aconsejaron que siempre debía dejar una puerta abierta a la esperanza alcista para no dejar de estar en la pomada de los analistas bursátiles. Aceptando a regañadientes el consejo, y como quiera que los caprichosos indicadores escasean por estos lares, os dejo un gráfico del Santander, ése que respeta como puede directrices de largo plazo y que se resiste a visitar los mínimos de enero. Es la única divergencia alcista que se me ocurre dejaros. No sé si será bálsamo suficiente para evitar la estampida de mis lectores hacia lugares más optimistas, pero al menos se trata de una realidad y no de una entelequia, que no es poco. Seguiremos los acontecimientos.