¿Qué escenario prefieren, el de una subida en vertical de casi 1.500 puntos en pocas sesiones, o bien otro en el que los precios se muevan al alza de una forma más pausada, alternando ondas alcistas con otras correctivas?
Seguramente la mayoría de nuestros lectores elegirán la segunda opción. Y es que en esto el análisis técnico y el sentido común van de la mano. Las subidas verticales, como la vivida entre finales de julio y mediados de agosto en nuestra bolsa, no son de fiar, no crean tendencia y, para colmo, dejan fuera del movimiento a buena parte de los operadores.
Es cierto que los cambios de tendencia, sean de bajista a alcista o al contrario, suelen iniciarse con un impulso explosivo, al modo del que ahora comentamos. Pero siempre, en todos los casos, sólo se tendrá la certeza de haberse producido ese cambio de rumbo en el sentido de los precios cuando al estallido inicial le siga un movimiento más ordenado y tendencial.
Por tendencial, para el caso que nos ocupa, habrá que entenderse el inicio de una sucesión de máximos y mínimos relevantes crecientes, siendo los precios dirigidos por líneas de tendencia en los que cada apoyo se corresponda con un reinicio de la tendencia instaurada.
Tal y como decíamos hace unos días en nuestro videoanálisis del Santander, esa directriz alcista que marcamos en la gráfica diaria es sólo un proyecto. No sabemos si será la que definitivamente consiga hacer girar los vientos que dominan el medio plazo de nuestro mercado. De momento, se está mostrando fiable, aunque su bisoñez (nació a principios de agosto) nos debe hacer extremar la cautela.
Sólo con cierres claros por encima de los 8.230 puntos del contado del Ibex 35 podremos pensar que la cotización se va en busca del techo de ese canal de líneas azules, techo que, por otra parte, podría coincidir con los 8.700 puntos que son el objetivo teórico de la pauta de doble suelo dibujada por el Ibex este verano.
Una pérdida contundente de esa alcista podría llevar al índice a buscar la zona de soporte que se encuentra entre los 7.420 puntos y los 7.535 del contado. Por debajo de esa zona, los 7.160-7.180 serían la última frontera. Más allá, no sería posible admitir alcismo como animal de compañía para la bolsa española.
Seguiremos los acontecimientos.