Hace menos de una semana ya marcábamos que la pérdida de los 9.800 puntos por parte del Ibex 35 equivalía a caer en un barranco cuyo suelo medianamente fiable no se encontraba hasta la banda de precio que cotizaba entre los 9.350 y los 9.175 puntos. Cumplida aquella premisa, el escenario se ha materializado al cierre de la sesión de hoy.
Esos 9.175 puntos que mencionamos constituyen ahora mismo el soporte que debería aguantar en precios de cierre. Eso sí, cualquier rebote desde esta zona deberá superar algunas pruebas adicionales para entender que merece la pena jugarse algún euro en el lado largo del trading cortoplacista.
Llegado el caso, iremos viendo sobre la marcha el desarrollo de los acontecimientos. No hay prisa, sobre todo porque el bono español a diez años (nuestro gráfico trampa de esta mañana) y su correlación inversa con la bolsa española nos hablan de la posibilidad de ver todavía más abajo al Ibex.
La gráfica que esta mañana poníamos sobre la mesa mide la evolución del bono español a diez años. No se ilusionen con esa acelerada tendencia alcista que presenta, ya que lo que se mueve al alza no es otra cosa que el interés que el Estado español debe pagar por financiarse mediante la emisión de deuda.
La evolución de esa rentabilidad debería ser, teóricamente, inversamente correlativa a la del Ibex. Si el bono sube, la bolsa baja, y viceversa. Y la verdad es que la correlación viene funcionando de lujo estos últimos meses. Los máximos en la zona de los 5 puntos en junio coincidieron con los mínimos bursátiles en ese mismo mes. La bajada posterior del bono dio alas a la recuperación bursátil. Esos reiterados apoyos en la zona de los 4 puntos coinciden en el tiempo con los sucesivos intentos de superar los 11.000 puntos por parte del Ibex.
Lo que ha venido después no necesita de mucha explicación: aceleración alcista en el bono y aceleración bajista en la bolsa española. Sólo nos queda hacer notar un detalle: el bono ha pulverizado ya esos 5 puntos de junio, mientras que al Ibex aún le quedaría recorrido hasta perder los mínimos de aquel mes. ¿Es esto bueno, malo o intranscendente? Se admiten opiniones.
Nosotros dejamos aquí la cosa por hoy. En unos minutos tenemos una cita ineludible. Los lectores con los que alguna vez he hablado de ello en privado, ya saben cuáles serán los colores por los que apuesto. Pero, visto cómo acabó mi última porra, mejor nos vamos a abstener de hacer uso de la bola de cristal.
Seguiremos los acontecimientos.
