Hemos visto este fin de semana cómo los alcistas siguen campando por la Bolsa de Nueva York y por el Dax alemán, y cómo han asomado la cabeza (más bien la coronilla) en mercados que andaban en el pelotón de los rezagados, como es el caso del CAC francés o el Eurostoxx 50.
En nuestro Ibex 35, el viernes volvimos a ver un paseo intradiario más allá de los límites que marca la resistencia de los 10.940 puntos en precios de cierre. Finalmente, no pudo ser. Estamos convencidos de que, si la situación bursátil internacional sigue siendo la misma, la resistencia acabará cayendo, aunque mucho nos tememos que esta tardanza en conseguir tal proeza haga que el triunfo que toda ruptura supone no merezca de muchas celebraciones.
A los índices alcistas, Wall Street y Dax, cada vez les va quedando menos camino por recorrer antes de enfrentar serias resistencias, que, si bien no tienen que suponer necesariamente una violenta corrección, sí deberían estancar las alzas por un tiempo. En esa tesitura, un Ibex al que le haya costado dios y ayuda superar los 11.000 puntos bien pudiera volver a recaer.
Todo son elucubraciones, basadas en la experiencia y en los gráficos, pero elucubraciones al fin y al cabo. La realidad, la del corto plazo, pasa por las líneas que marcamos en el gráfico intradiario del cfd sobre el índice. Lo único que nos separa a día de hoy del CAC francés o el Eurostoxx 50 es el no haber conseguido todavía resolver al alza esa zona de congestión que marcamos con una elipse.
Si lo hacemos, esa línea roja (resistencia dinámica ascendente) debería ser de nuevo enfrentada, siendo el principal escollo para acabar de realizar el viaje pendiente al techo del canal de líneas azules.
No somos un mercado alcista si nos comparamos con Wall Street o con el Dax, pero al menos mantenemos cierta tendencia al alza en los últimos meses. Falta la espectacularidad vista en otros lares, pero mejor nuestra modesta versión del alcismo que ver al índice romper esas directrices.
Seguiremos los acontecimientos.
