Como ya es costumbre en nuestro mercado, lo que haya de suceder con el índice Ibex 35 dependerá, para bien o para mal, de lo que determinen las series de los dos grandes bancos nacionales. Santander y BBVA tienen el timón.
Los gráficos de corto plazo son especialmente cambiantes, y las líneas que determinan las directrices, soportes y resistencias en las distancias cortas suelen tener una vida efímera. Pero ello no impide que todo navegante cortoplacista deba llevar inexcusablemente en su maleta una buena dosis de análisis técnico.
La amenaza latente en estos momentos pasa por esas figuras que marcamos en las gráficas intradiarias del Santander y BBVA y que constituyen sendas pautas de hombro-cabeza-hombro en formación. Si el precio cruzara en próximas sesiones en cierres y con la debida solvencia los 8,60 euros en ambos valores, convendría que los operadores del corto plazo replegaran velas alcistas ante la eventualidad de asistir a una pequeña tormenta que hiciera retroceder las cotizaciones por debajo de los 8 euros.
Por supuesto, este parte meteorológico podría equivocar sus previsiones y las olas resultantes no ser finalmente de tal altura. Pero, mientras los gráficos no dijeran lo contrario, cumplida la premisa expuesta (pérdida solvente y en cierres de los 8,60 euros), la hoja de ruta no sería otra que la indicada.
Trasladado ese escenario (aún hipotético, no lo olviden) al Ibex 35, ni que decir tiene que los 10.600 puntos que aguantaron el embate bajista de hace unos días acabarían sucumbiendo. Los 10.250 puntos serían el siguiente puerto en el que los alcistas podrían retomar el control de la nave.
Seguiremos los acontecimientos.
