Cuando los gráficos semanales de largo plazo cobran el protagonismo, cuando las series cortoplacistas no acaban de decidirse por el sentido a tomar, cuando líneas directrices alcistas nacidas hace más de cuatro años son testadas, cuando los índices esbozan (aunque sin confirmar todavía) pautas bajistas mayores en forma de cabeza y hombros, está claro que nos encontramos en momentos importantes para el mercado. Se trata de momentos con mayúsculas, dibujados en gráficos que desprecian el ruido del mercado y que sólo tienen en cuenta la tendencia pura, sin adulterar por los tejemanejes de las distancias cortas.
Es martes y puede parecer poco serio traer gráficos semanales, pero resulta que nuestro analista especializado en índices acaba de irse a ver un partido de fútbol y el mensaje que nos dejan los gráficos que traemos está más allá del día de la semana en que nos encontremos. Se ha negado en redondo a dar mayores explicaciones y se ha largado dando un portazo con una bandera rumana en la mano, mascullando alguna palabra mal sonante en un idioma que desconozco y gritando que los gráficos se explican solos. Sacad vuestras propias conclusiones, que casi siempre son las más valiosas.
Pues el analista rumano no debe estar muy contento. Pero si consultamos a otros analistas de otras nacionalidades tal vez piensen lo siguiente:
El analista holandes estará orgulloso del juego limpio mostrado pero tal vez pueda arrepentirse de darle vida a alguien a quien se encontraría en un cruce que no debería darse …..
El italiano está acostumbrado a vivir al límite y sabe que eso le hace especialmente peligroso…
Y el español piensa que le sabe muy mal lo ocurrido al analista rumano…que lástima