La última sesión del mes de mayo en la bolsa neoyorquina dejó sembrada la semilla del inicio de un proceso correctivo de mayor calado en los índices directores de ultramar, índices que, todo hay que decirlo, venían pidiendo a gritos una corrección que les aligerara de la pesada carga que tanta subida acumulada empezaba a suponer.
Decíamos en un análisis anterior que en la zona de los 1.635 puntos del S&P 500 (línea negra superior en la gráfica adjunta) se encontraba el nivel de soporte cuya pérdida podía suponer el pistoletazo de salida de ese tramo correctivo de mayor calado del que venimos hablando.
El cruce a la baja de esa referencia ya ha sido dibujado, aunque quizá le falte todavía la debida contundencia. Aun así, y de cara a la semana que hoy iniciamos, ya conviene empezar a pensar en el mismo como una posible resistencia para el precio, por aquello de la inversión de papeles que un soporte perdido suele sufrir.
Y, si existe una bolsa europea capaz de replicar con entusiasmo una corrección al otro lado del Atlántico, esa es sin duda la española. El Ibex 35 ha demostrado estas últimas semanas su incapacidad manifiesta para superar la resistencia que supone esa línea naranja que marcamos en la serie adjunta.
Si los 8.200 puntos se pierden en precios de cierre, quedaría expedito el camino para el dibujo de una nueva onda correctiva camino de la parte baja del gran canal de líneas azules que marcamos en la gráfica.
Los vientos correctivos que los meses de mayo suelen traer a las bolsas sólo han hecho acto de presencia en la parte final del mes. Quizá tenga que ser junio el encargado de hacerlos soplar sobre los parqués.
Seguiremos los acontecimientos.