Llevamos meses diciendo que el aspecto del gráfico no nos gustaba nada, pero la veleta comienza a girarse en la dirección contraria. Los que me vengan leyendo hace tiempo sabrán a qué me estoy refiriendo: el especulador bursátil ha de ser como una veleta bien engrasada, dispuesto a cambiar su opinión respecto a un determinado valor con la misma velocidad que los vientos del mercado nos exijan. Y en el caso de Indra comienzo a sentir una ligera brisa alcista.
Los sucesivos apoyos en las proximidades de los 17 euros (línea verde horizontal), el impecable comportamiento como soporte dinámico de la directriz azul y la superación en cierres hoy mismo del nivel de los 18 euros constituyen señales todas ellas positivas.
Por supuesto, aún queda por superar esa directriz bajista primaria en la que hoy justamente ha venido a cerrar, y la roja más fina que constituiría el borde de una gran pauta de taza con asa. Pero a mí ya me basta con lo visto hoy. La ventaja de dejarse llevar por una suave brisa es no vernos obligados a correr detrás de los precios cuando lleguen los vientos huracanados. Cierres por debajo de los 17,30 euros nos obligarían al cierre de las posiciones compradoras que ahora recomendamos, aceptando nuestro error y que el anticiclón ha acabado triunfando.
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