Como viene ocurriendo de forma habitual estos últimos años, cada vez que una noticia sacude de forma violenta los mercados, el sector financiero (al menos el español) corre a ponerse al frente de las caídas.
Y es que, si algo cotiza en el mercado, eso es el miedo. Cuando términos como rescate financiero o corralito flotan en el ambiente, no son pocos los operadores que deciden retirar sus barbas de la bolsa, no vaya a ser que acaben rapadas como las del vecino.
Lo decíamos esta mañana y lo repetimos ahora: no concedemos demasiada virtualidad a todo este asunto del rescate chipriota. Chipre puede ser un buen lugar para veranear, pero no es una potencia económica capaz de lanzar a la Eurozona por el precipicio. El efecto contagio que la mitad de una bonita isla mediterránea pueda tener ha de ser forzosamente muy limitado.
Intentando visualizar el efecto Chipre en los dos grandes bancos de la bolsa española, podemos decir que todo ha quedado reducido a un sensible hueco de apertura bajista acompañado de un volumen más bien normal. Un gap bajista sensible, pero no especialmente espectacular.
En el caso del BBVA habría servido para volver a buscar apoyo en esa línea roja que fuera resistencia y techo de una pauta triangular y que ahora actúa como soporte para la cotización.
Para el Santander, el tema ha supuesto un nuevo alejamiento de la gran zona de resistencia cuyo enfrentamiento el banco sigue teniendo en tareas pendientes (banda amarilla en la gráfica adjunta, que marca la resistencia a batir en la zona de los 6,20 euros).
No se ha roto, pues, nada importante, y precisamente esa es la noticia. El efecto Chipre queda reducido, de momento, a las resistencias de muy corto plazo que los gaps bajistas de esta mañana han dejado dibujadas en los 5,97 euros del Santander y los 7,79 del BBVA.
Seguiremos los acontecimientos.
(Pulsando sobre los gráficos, puedes obtener una vista detallada)