Cuando pusimos a Mapfre en el punto de mira, a mediados de diciembre, lo hacíamos pensando en que un rebote llevara al título camino de enfrentar la intersección de resistencias que en el futuro cercano pudiera producirse entre la barrera horizontal (línea marrón en el gráfico adjunto) que cotizaba en la zona de los 2,40-2,45 euros y la directriz bajista (línea naranja) que había impedido a lo largo de 2010 que los intentos de reconstitución alcista llegaran a mayores.
Y el objetivo se ha cumplido esta semana. ¿Significa eso que ha llegado la hora de vender? En modo alguno, lo que ha llegado es la hora de la vigilancia intensiva a fin de proteger las plusvalías acumuladas, ya que estamos ante resistencias fuertes en el medio plazo que bien pudieran hacer recular a la cotización.
Que ese eventual retroceso no sea más que una lógica corrección de este último tramo alcista vivido en el corto plazo para luego seguir subiendo es, desde luego, una posibilidad que comenzamos a barajar. De hecho, manejamos la zona de los 2,30 euros como soporte al que pudieran tender los precios en esa eventual corrección y como nivel desde el que esos precios pudieran volver a retomar la senda alcista, camino, ¿por qué no?, de las resistencias mayores que cotizan en los alrededores de los 3 euros.
Hace un mes decíamos que soñar con esas cotas era tanto como emular a la lechera del cuento. Hoy, y una vez conseguidos los objetivos marcados, podemos tener esos sueños en la recámara. Eso sí, con la necesaria prudencia que impida que una operación ganadora se acabe convirtiendo en perdedora. Cierres por debajo de los 2,30 euros valdrían para el cierre de largos, a no ser que se prefieran cerrar ahora a la ciega y jugar con comprar más abajo en el hipotético retroceso que planteamos.
Seguiremos los acontecimientos.