Lo hemos visto mil veces: una empresa anuncia unos resultados espectaculares y, sin embargo, el mercado castiga a la cotización. ¿Por qué? Muchas y variadas pueden ser las razones, aunque todas apuntan en un mismo sentido: en bolsa cotiza el futuro, no el pasado, y los resultados que se publican siempre pertenecen al tiempo que ya quedó atrás.
Las expectativas, tanto las conocidas por el público en general como las que sólo manejan unos pocos, son el verdadero motor de las cotizaciones. Aunque sólo sea por esto, merece la pena no dejar de lado al análisis técnico como un referente a la hora de tomar decisiones de inversión. No lo olviden: el precio lo descuenta todo.
Y, si no me creen, echen un vistazo a la gráfica de la fabricante de automóviles Porsche. Justo el día en el que la alemana publica unos resultados récord en el pasado mes de agosto el precio cae casi un siete por ciento, cruzando a la baja, con volumen y con hueco de apertura, la escasamente inclinada directriz alcista nacida con los mínimos de 2009.
¿Qué hay detrás de ese récord de ventas para que la cotizada haya sido castigada de esta manera? En la imposibilidad de dar una respuesta coherente tienen otra de las ventajas del análisis técnico: ¡qué importan los motivos!, lo que importa es el movimiento de los precios, no qué lo produce.