La cosa empezó con una inocente y lógica corrección tras lo mucho y rápido que se había subido desde principios de junio. Los 1.500 puntos acumulados en el Dow Jones y los 200 del S&P 500 necesitaban de una adecuada onda correctiva. Los acontecimientos se desarrollaban adecuadamente, e incluso lo hacían de forma óptima, corrigiendo más en el tiempo que en el precio.
Pero, tras un mes de calma, a mediados de octubre se produjo lo que por aquí llamamos en su momento una profundización de la corrección. Y, detrás de esa vuelta de tuerca bajista, lo que ha venido en estas dos últimas sesiones ha sido la confirmación de pautas bajistas en gráficos diarios, y eso ya son palabras mayores.
El hombro-cabeza-hombro dibujado claramente por el Dow Jones Industrial (también visible en el S&P 500) no tiene discusión alguna y la rotura de la línea clavicular (línea verde en la gráfica adjunta) ha sido más que contundente. La proyección teórica a la baja de esta formación cotiza en los 12.430 puntos. Como siempre decimos en estos casos, más que obsesionarse con la consecución de los objetivos teóricos, lo que debemos tener en cuenta es que este tipo de pautas nos hablan de un techo de mercado y de un posible cambio de tendencia en el medio plazo.
Mañana tenemos cierre semanal y ya estamos preparando un análisis de los índices directores de Wall Street en gráficas de largo plazo. Habrá que estar, pues, muy atentos al aspecto final de esas velas semanales. Aunque todo esto suceda al otro lado del Atlántico, nuestra bolsa también se juega mucho.