A mediados de diciembre poníamos a Repsol en el punto de mira y lo catalogábamos como una buena opción de compra, sobre todo por contar con una serie especialmente atractiva para los seguidores de tendencia. El techo del canal alcista que delimitan las líneas azules en nuestro gráfico semanal de cabecera (el de la izquierda de los que acompañamos a este artículo) sigue siendo el objetivo teórico para el precio en el medio plazo. Pero la verticalidad con la que se han producido las alzas va necesitando de un descanso que, como dicen algunos, relaje indicadores y que, como preferimos decir otros, propicie el apoyo en alguna zona de soporte relevante antes de encontrar fuerzas renovadas que le permitan continuar subiendo.
Atendiendo al gráfico de corto plazo del título (el de la derecha, versión cfd), en algún momento el precio necesitará buscar apoyo en la base de ese canal que delimitan las líneas azules, y que ahora vendría a valer 23 euros. Pero no hay motivos en la serie cortoplacista, a día de hoy, para abandonar el barco. Los vientos alcistas siguen soplando incansables y empujan las velas al alza sin discusión. La pérdida de ese canal de aceleración alcista que delimitan las líneas verdes del gráfico de corto plazo y, sobre todo, cierres por debajo de los 24 euros serían el primer síntoma de que la necesaria corrección ha venido.
Llegado ese momento, o incluso más arriba, con el precio ya en lo alto del canal alcista azul en la gráfica cortoplacista, estaríamos ante el momento en el que un medioplacista con plusvalías acumuladas se convierte en un cortoplacista que cierra su posición ante la presencia de síntomas que le inducen a pensar que será posible comprar otra vez más abajo. Se trataría de meter el dinero ganado al bolsillo, pero sin olvidarnos del título para futuras entradas a favor de la tendencia de fondo.
Seguiremos los acontecimientos.