Al mercado no parece gustarle demasiado el Santander. Ni el desplome de la bolsa china ni la incertidumbre política están detrás de esa falta de interés de los operadores por las acciones del principal banco español. Seguramente no ayudarán, pero la desgana viene de lejos. En septiembre de 2014 los títulos del Santander cotizaban por la zona de los 7,30 euros; el viernes la acción cerraba casi en la mitad.
El mercado siempre tiene sus razones para comportarse de una determinada manera y un analista técnico no debe perder ni un segundo de su precioso tiempo en intentar escudriñarlas. Lo que hoy nos interesa es si esa directriz alcista que marcamos en azul en el gráfico adjunto servirá para detener las caídas.
El precio cerró el viernes justo sobre esa línea que une los mínimos de 2009 y 2012. La cuestión es si paró ahí porque no dio tiempo para más o lo hizo porque esa directriz alcista realizó su trabajo y será capaz de detener la caída, evitando que la cotización la traspase en cierres semanales. Una directriz, ya sea alcista o bajista, no es tal hasta que no pasa por la prueba de fuego de salir victoriosa de un tercer encuentro con el precio, y eso, en el caso que nos ocupa, está aún por ver.
Personalmente, no doy un euro por esa directriz, sobre todo porque por aquí manejamos como primera opción para el mercado nacional la de la continuidad de las caídas, en consonancia con la pauta bajista confirmada por el Ibex 35 en gráfica semanal. Eso sí, si el mercado decide hacer buena esa directriz y los precios rebotan desde aquí, más allá de lo que sería un simple pull back previo a nuevas caídas, no seremos nosotros los que discutamos su decisión.
