Si el análisis técnico no es, mi mucho menos, una ciencia exacta; cuando nos movemos en el terreno de las distancias cortas, la exactitud se convierte en una mera entelequia. Cada vez que intentamos sacar conclusiones con la observación de las gráficas de corto plazo, el suelo firme que nos proporcionan las series en velas semanales e incluso diarias se torna un peligroso campo de arenas movedizas.
Sin embargo, si se pretende operar en el corto plazo, son esas gráficas engañosas las que debemos manejar.
Con la superación de los 1.900 puntos del futuro del S&P 500 entendimos que el índice nos estaba marcando como escenario más probable el de la de la continuidad del rebote, en busca del objetivo teórico de los 2.000 puntos. Incluso este paso atrás que se ha producido entraba en un primer momento dentro de esa misma lógica, pensando que pudiera tratarse del habitual pull back previo a nuevas subidas.
Pero ver de nuevo al futuro del índice cotizar por debajo de esa resistencia superada de los 1.900 puntos (y que ahora debería haber actuado como soporte) nos ha hundido de lleno en esas arenas movedizas.
Obligados a sacar conclusiones cortoplacistas, fiamos la suerte del rebote al mantenimiento de esa directriz alcista que marcamos en la gráfica con línea azul, aunque solo daríamos definitivamente por acabado el rebote con cierres por debajo de los 1.877 puntos.
Seguiremos los acontecimientos.
