La verdad es que esto empieza a convertirse en una mala costumbre: alguien anuncia antes de la apertura la venta de un paquete significativo de una compañía a un precio inferior al del cierre del día anterior y, como no podía ser de otra forma, ya tenemos un tremendo hueco a la baja en el gráfico.
Sobre las implicaciones que esto pueda tener para el valor en cuestión siempre caben distintas interpretaciones. Están los pesimistas, entre los que no faltan gente que anda corta en el título o que quiere comprar más barato, o simplemente aquéllos que disfrutan con las desgracias ajenas. Éstos consideran una muy mala señal que alguien que conoce la compañía decida poner pies en polvorosa. Algo habrá para que, como en este caso, sea el propio presidente el que decida vender.
Luego se encuentran los optimistas, parte de los cuales pertenece al grupo de accionistas minoritarios (muy minoritarios) de la compañía, quienes defienden que si alguien ha decidido comprar un paquete como ése a un precio relativamente cercano es porque la compañía merece la pena. Y es que, por supuesto, siempre que alguien vende hay otro que compra.
Hay una tercera clase de opinantes, los que siguen el análisis técnico. Por lo general suelen enfurecer bastante con sus calmadas palabras a los dos grupos anteriores. ¡Ya están aquí los tocaflautas de las resistencias y los soportes! deben pensar. Esta tercera vía, en la que me encuentro, opina que en días como el de hoy el mercado nos marca a fuego una resistencia para futuros rebotes del precio, los 37,85 euros en el caso que nos ocupa, cuya superación futura o no en cierres será la medida de la verdadera opinión que todo este asunto le merece al mercado.
Experiencias pasadas nos enseñan que los valores afectados por estos sucesos suelen quedar tocados durante una temporada, aunque finalmente suelen sobreponerse y seguir con la tendencia que el mercado acabe imponiendo. Al menos, de momento, esa pauta triangular de consolidación que definen las líneas roja y verde de nuestro gráfico se ha salvado por los pelos, que no es poco.
Seguiremos los acontecimientos.
