Pues la verdad es que el título elegido ilustra bastante bien la situación gráfica actual de Telefónica: el precio ha superado en gráfico diario una directriz bajista de corto plazo, justo la que impide cualquier recuperación alcista desde enero, pero sin que el volumen haya dado señal alguna de entusiasmo comprador.
Lo cierto es que, tras ese feo techo redondeado dibujado por el gráfico semanal, la tenía en el limbo de los valores que aún están lejanos de acercarse a una zona de precios en la que vuelvan a ponerse interesantes, más que nada porque mi hipótesis de trabajo pasaba por un inevitable acercamiento a esa directriz alcista histórica que cotiza por los alrededores de los 17 euros. Pero en esto de la bolsa las ideas duran lo que el mercado quiere que duren, pensamiento que cuanto más claro tengamos más nos hará durar en esto de la bolsa (no me digáis que no me ha quedado bonito el juego de palabras).
Y ese giro que el gráfico semanal esboza, pivotando sobre la línea verde que otrora fuera resistencia y que ahora parece haber funcionado como soporte, unido a la mencionada señal cortoplacista dada en gráfico diario, me están haciendo reconsiderar mi visión del valor.
Sólo falta en todo esto el volumen, único indicador al que quien suscribe presta atención, y lo cierto es que esa ausencia no es un detalle de escasa importancia. En cualquier caso, aquéllos que no necesiten de demasiadas razones para tirarse al barro comprador (entre los que yo me he contado en más de una ocasión) deben tener al menos claro que el objetivo natural de este movimiento al alza se sitúa en la zona de los 21,30 euros, donde confluyen las resistencias que suponen la directriz bajista y el hueco a la baja dejado en la nefasta sesión del 21 de enero, y que el stop de protección cortoplacista cotiza en cierres por debajo de los 18,70 euros.