Cuando uno anda habitualmente metido en el seguimiento diario de los mercados, bastan dos o tres días de alejamiento para hacernos volver con la sensación de que en nuestra ausencia se habrán producido grandes cambios. Es como si creyéramos que las bolsas se mueven en función de nosotros y que aprovecharán la más mínima ausencia para dibujar un movimiento especialmente significativo.
Sin embargo, a nuestra vuelta de estas pequeñas vacaciones podemos comprobar, no sin cierta tranquilidad, cómo el panorama sigue siendo el mismo: un gran océano de bolsas alcistas en el que una isla, llamada Ibex 35, sigue manteniéndose firme en la indecisión que supone no ser capaz de dejar atrás las resistencias que cotizan en los 11.200 primero y los 11.450 después, y así poder dar por acaba la corrección que en otros lares hace ya tiempo que acabó.
Ya sé que no aportamos nada nuevo a lo dicho estas últimas semanas, pero es que esta mañana tocaba comprobar que el mercado ha seguido el rumbo en el que le dejamos hace unos días. Seguiremos los acontecimientos.
