Cuando Charles Dow elaboró su famosa teoría, el índice Dow Jones Transportes tenía una relevancia económica y bursátil de las que hoy carece. Conceder en los mercados actuales un papel preponderante a un selectivo compuesto por veinte compañías, la mayor parte de ellas de segundo nivel, y de un sector productivo tan concreto como el de los transportes resultaría excesivo y carente de toda lógica.
En cualquier caso, sigue siendo el Transportes un índice con cierto encanto, al que los analistas técnicos nos volvemos con una mirada a medio camino entre la nostalgia y la búsqueda de respuestas diferentes a las que nos proporcionan los índices directores.
Y lo primero que llama la atención cuando desplegamos su gráfica diaria es la obstinación que demuestra esa directriz suavemente bajista (línea roja en la gráfica) en frenar a la cotización en el último año y medio. Seis toques a esa línea de resistencia dinámica y otros tantos acercamientos y, en todos los casos, la cotización tuvo que recular.
Desde luego, si alguna vez tienen que ilustrar con un ejemplo en qué consiste una directriz bajista, aquí tienen una expresiva muestra.
Nos fiamos menos de esa línea azul que ha servido de soporte en tres ocasiones, aunque sólo sea por una cuestión numérica. ¿Se dirigirá este último retroceso a su encuentro? ¿Servirá de nuevo como sostén para la cotización? ¿Coincidirá un nuevo toque a esa directriz azul con el final de la corrección que vive Wall Street?
Seguramente, Charles Dow daría una respuesta afirmativa a las cuestiones planteadas. Nosotros fiamos más nuestras conclusiones al comportamiento del S&P 500 ó del Nasdaq. No podemos evitar ser hijos de nuestro tiempo. Y, aun así, no perderemos de vista a esta vieja gloria.